
Autor: Rafael Domínguez y Gustavo Rodríguez Albor (RIACI)
Año: 2017.
Tradicionalmente los Estudios del Desarrollo a nivel mundial han estado plagados de un positivismo dominante que se evidencia en casi toda la literatura teórica y empírica disponible, la misma que sin reparo alguno llaga a las aulas donde se forman los futuros investigadores y decisores de política. La indiscriminada e indebida aplicación del método de las ciencias naturales en el campo de las ciencias sociales, en temas como economía o el desarrollo, s un asunto que algunos autores han denominado “complejo de inferioridad” de los científicos sociales. Esto para tener una idea cercana de la posición que asumen estos investigadores al aplicar a realidad social métodos que resultaron útiles dentro de las ciencias exactas. Todo para cumplir las exigencias de “certeza” que rigen en el paradigma positivista.
De la misma forma, el análisis de los fenómenos sociales ha ido restándole importancia a la participación de la historia como base para fundamentar la comprensión de la realidad de la sociedad. Machlup (1987) al respecto considera que la investigación histórica representa en las ciencias sociales lo que los experimentos de laboratorio son a las ciencias naturales. De acuerdo con este economista austríaco, lo anterior hace necesario el “método histórico” para el estudio de la sociedad y es esto lo que lo convierte en “científico”, en la medida en que la historia se constituye en el método científico de las ciencias sociales.
Como instrumento del desarrollo, la Cooperación Internacional no ha sido la excepción, ya que en ella priman los análisis positivistas racionalizados (explícita o implícitamente) por la teoría de la interdependencia compleja. Desde este marco, se han tejido narrativas que seleccionan, clasifican, niegan y suprimen otras interpretaciones históricas con la finalidad de sustentar que ciertas pautas de cooperación son correctas para el desarrollo.
Precisamente, este libro brinda una serie de trabajos como lecturas alternativas para investigadores sociales y estudiantes y, en los que, recuperando la memoria histórica del régimen internacional de ayuda y cooperación, ofrecen una mirada crítica de los procesos de construcción y evolución histórica de esta, sus actores, así como rescatan los teóricos olvidados e inculcar cierto escepticismo metodológico con respecto a las “nuevas” agendas, instrumentos, modalidades y actores.

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